¿Por qué soy de Plaza y Valdés?

Lorenzo Peña

2011-03-21

Cuando un autor escoge una editorial, la razón suele ser de conveniencia circunstancial, resultado de una conjunción de intereses y, a menudo, de un encuentro fortuito.

Cuando el autor es un académico, sus opciones editoriales son limitadas, ya que muchos libros científicos y universitarios son escasamente rentables, por lo cual, salvo en casos excepcionales, es bastante restringido el abanico de alternativas.

Cuando un autor --y más un autor académico-- colabora asiduamente con una casa editorial en la que publica un número de libros, es que ya se ha establecido un nexo de cooperación, en virtud de alguna afinidad.

Hay, en efecto, autores abonados a un sello editorial. También los hay que, al revés, tienen su obra dispersa entre una pluralidad de publicadores.

Desde hace ya varios años, quien esto escribe se halla entre los primeros. La editorial Plaza y Valdés ha publicado, en efecto, uno de mis libros (los Estudios republicanos), pero también otros tres de los cuales soy uno de los co-autores así como tres volúmenes más en los que tengo alguna contribución. Por consiguiente, siento el agrado de considerar a Plaza y Valdés como mi editor actual.

Me siento muy halagado de que se haya establecido esa relación. No veo a Plaza y Valdés como una editorial más, sino como una casa de publicación caracterizada por una serie de cualidades que la distinguen, por lo cual juzgo un honor figurar entre sus autores.

Hay en España y en la América Hispana una pluralidad de casas editoriales meritorias, que --en medio de circunstancias económicas difíciles y con un mercado restringido y fragmentado-- se esfuerzan por sacar adelante su negocio con una meta no sólo de lucro sino también de servicio a la cultura. El buen editor no produce libros como podría producir paños o lámparas, sino que siente vocación y amor al mundo del libro y está seguro de tener una misión propia, una aportación especial en un determinado ámbito de la edición.

Es ésa una virtud sin duda compartida por la firma editorial Plaza y Valdés con otras casas de publicación. Hay, en cambio, otros rasgos propios que la señalan como única y excepcional --o por lo menos como una empresa cuya vocación tiene pocos émulos.

Fundada en 1987, obedeció, desde sus inicios, a una tarea de promoción de la cultura y de la lectura y a la defensa de la autonomía de los universitarios e intelectuales. Su fundador, D. Fernando Valdés, constató ese año que, si bien las universidades habían alcanzado históricamente su autonomía, los académicos carecían de ella. Y quiso, con su flamante firma editorial, ofrecerles un espacio de libertad donde sólo imperase el criterio de calidad. Declara en efecto: «Plaza y Valdés nació con la idea de concretar el proyecto de autonomía del académico».

Surgió la nueva empresa cultural con el triple propósito de: (1) servir a la investigación y la difusión del conocimiento; (2) promover la elevación cultural de la población, fomentando la lectura; (3) ofrecer a los científicos del mundo de habla hispana una posibilidad de publicación de calidad, principalmente con trabajos de investigación social y científica encaminados a la sociedad y preocupados por los derechos humanos. Todo ello en aras de lograr una sociedad diferente, culta, avanzada y mejor.

En su afán de contribuir a la promoción de la cultura, el fundador de Plaza y Valdés ha patrocinado y organizado múltiples encuentros para difundir la lectura y campañas de erradicación del analfabetismo, editando cuentos clásicos a bajo costo y fascículos para aprender la lengua náhuatl. También ha organizado encuentros para debatir la política editorial pública y privada. (El Sr. Valdés declara: «Una sociedad que no lee está condenada a ser vilipendiada, expoliada, agandallada las veces que quieran sus nuevos dictadores globalizados».)

En su empeño social, la editorial Plaza y Valdés ha abierto también un taller de tipografía en un reclusorio mexicano con la finalidad de enseñar a algunos internos el oficio de la encuadernación, contribuyendo a su reinserción social. Tal actividad se inscribe en una aportación de la casa a la reforma penitenciaria, para lo cual ha impulsado un estudio acerca de las condiciones carcelarias, en aras de concienciar al público acerca de la necesidad de una política legislativa más acorde con los derechos humanos, porque el actual sistema pervierte y destruye a los individuos atrapados en una red de vicios y corrupción.

La misión social de Plaza y Valdés se plasma en el interés por publicar libros que incidan en los graves problemas sociales del mundo de hoy, de la exclusión social al deterioro del medio ambiente, los temas de género y las nuevas formas de dominación y explotación.

Deseosa de impulsar la difusión cultural incluso más allá del negocio (sin naturalmente renunciar a su legítima pretensión de ganancia, necesaria para que la editorial persista), Plaza y Valdés ha puesto gratuitamente en Google Books una parte de su fondo editorial --siempre con el consentimiento de los autores, generalmente más interesados en que sus obras se difundan que en percibir regalías. Todo ello con la convicción de que esa vía de difusión no obstaculiza la venta del libro en papel, sino que hasta puede estimularla.

No faltaron los escollos y aun las insidias. Sin duda había --y, lamentablemente, sigue habiendo-- intereses opuestos a tan nobles metas. Pero, superando las dificultades y adversidades, la editorial prosperó. En 1992 redefinió su proyecto editorial para encauzarlo exclusivamente a la edición de obras académicas, descartando otro tipo de publicaciones de naturaleza comercial.

Hoy Plaza y Valdés --que cuenta ya con un fondo editorial de unos 2.000 títulos-- tiene acuerdos de colaboración con una gama muy amplia de Universidades y otras instituciones académicas de México y de España, con las cuales ha coeditado un gran número de libros. También cuenta, entre sus co-editores, con instituciones de otras áreas geográficas, como el International Development Research Centre del Canadá y el Fondo para la Infancia de la ONU.

Plaza y Valdés es una empresa mexicana, pero su estrecha vinculación a España hace de ella prácticamente una firma editorial hispano-mexicana (siendo, como es, una de las pocas editoriales mexicanas implantadas en la Península Ibérica). En su labor están unidas las dos orillas del mundo cultural de nuestro idioma.

Plaza y Valdés ha sido la única editorial latinoamericana presente en el European Union Publishers' Forum, que cada año concentra una escrupulosa selección de obras publicadas en los países de la Unión Europea. Acude regularmente a diversos congresos internacionales de educación en EE.UU., Cuba, Polonia, Guatemala, Holanda, Australia, España, etc. Ha participado en el Foro Social Mundial de Porto Alegre (2000) y en el Foro de Sostenibilidad y Desarrollo de Johannesburgo (2002), así como en otros encuentros internacionales más recientes. Concurre a las ferias del libro de Francfurt, Madrid, Bogotá, Caracas, y unas cuantas más de Hispanoamérica.

En el terreno jurídico --que es el actual campo de trabajo del autor de estas páginas-- Plaza y Valdés ha publicado una colección muy nutrida de obras, entre las que cabe mencionar: una, de Mariano Melero, sobre la teoría de Rawls; tres sobre cuestiones de derecho internacional (el estatuto jurídico de las fuerzas armadas en el exterior, las misiones de paz y el derecho internacional humanitario); una sobre Estado, derecho y religión en Oriente y Occidente; una sobre los derechos humanos en el Perú; la Teoría de la revolución de Felipe González Vicén. También mencionaré aquí la existencia en su fondo de un número de títulos de áreas colindantes, como la teoría política, donde se encuentran libros sobre cuestiones geopolíticas europeas, la revista Nómadas, los Cuadernos iberoamericanos de Integración y otras publicaciones sobre cuestiones afines. Su obra más relevante y reputada es el Diccionario crítico de las ciencias sociales en cuatro volúmenes.

Omitiré aquí la mención de los libros de Plaza y Valdés ligados al grupo de investigación JuriLog --del que tengo el honor de ser animador-- y a la línea de Conceptos y Valores (ambos en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC), limitándome, a este respecto, a enumerar dos colecciones: Dilemata y Theoria cum praxi, con un nutrido elenco de títulos. Igualmente figuran en ese fondo diversos trabajos de filosofía con una pluralidad de orientaciones (neomarxismo, hermenéutica, filosofía analítica e incluso algunas que tal vez quepa subsumir en los aledaños del posmodernismo).

La enumeración que he efectuado es, evidentemente, selectiva, no pretendiendo más que ofrecer un pequeño muestreo del tipo de publicaciones de este fondo editorial, señalando sólo las que guardan mayor afinidad con mi propia temática o mis preferencias como lector.

Pienso que esa gran labor social y editorial de Plaza y Valdés merece que los autores y los lectores le demos un cálido apoyo. Plaza y Valdés no es una firma como cualquier otra. Tiene un distintivo propio, para bien. ¡Ojalá abundaran empresas así!

JuriLog. Instituto de Filosofía. CSIC