Testudinem Achilles numquam assequitur
Testudinem Achilles numquam assequitur

¿Por qué he elegido a la tortuga como mi mascota, o mi totem? Por varias razones:

  1. La tortuga es el animal filosófico por excelencia, asociado a una de las paradojas de Zenón de Elea: Aquiles no alcanza a la tortuga (una de esas delicias que hacen que uno se aficione a la filosofía).
  2. Como el caracol, la tortuga tiene fama de ser un animal lento; esa lentitud es la clave para llegar a un buen resultado: el apresurado Aquiles tropezará o se estrellará porque su talón sufrirá un esguince de tanto correr, mientras que la toruguita --paso a paso y sin precipitación-- llegará a la meta; una filosofía gradualista y contradictorial, como la que yo propongo, suscribe gustosamente ese avance paulatino.
  3. La eficiencia energética de la tortuga es casi óptima porque no derrocha esfuerzos; la tortuga, economizando los medios, muestra una excelente adaptatividad ambiental.
  4. La toruga es un ser defensivo, no ofensivo; por eso tiene un fuerte caparazón. Las tortugas tienden a ser vegetarianas; viven y dejan vivir.
  5. Y, por último, suelen tener hermosos diseños. Una tortuga es una obra de arte natural.

Lorenzo Peña
JuriLog