martes 17 de junio de 2008
Manifiesto de la Plataforma en Defensa de la Filosofía
A pesar de la promesa que los dos partidos con mayor representación
parlamentaria realizaron en el sentido de defender la presencia de la
filosofía en los planes de estudio de la educación no universitaria, lo
cierto es que la aplicación de la LOE está suponiendo en comunidades
autónomas como Galicia, Cataluña o Valencia un recorte de las horas, ya
escasas, dedicadas a su docencia.
Ante esta situación, que atenta contra la calidad de su enseñanza,
representantes de las Sociedades de Filosofía territoriales y
disciplinares, y profesores de diferentes distritos universitarios y
comunidades autónomas, reunidos en Madrid este sábado 14 de junio, en
la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, han decidido
crear una Plataforma para la defensa de la Filosofía, de ámbito
estatal, y hacer públicas las siguientes cinco consideraciones:
- La tradición filosófica, parte fundamental de la cultura europea,
constituye un patrimonio intelectual irrenunciable de la humanidad en
su conjunto. No garantizar su conservación, desarrollo y difusión
significa alimentar formas de esa barbarie que muchas veces se esconde
en sociedades por lo demás altamente desarrolladas cuando se las mide
según parámetros económicos, científicos o tecnológicos.
- Por sus características más propias la enseñanza de la filosofía
permite el desarrollo de capacidades como la lectura comprensiva, la
ponderación crítica de argumentos o la adecuada formulación de los
mismos, que se encuentran en la base del aprendizaje de otras muchas
disciplinas e, igualmente, del ejercicio de una ciudadanía democrática
y responsable.
- En las últimas décadas la comunidad filosófica en lengua española
ha experimentado un desarrollo muy notable en el número y cualificación
de sus miembros, en la variedad de corrientes y temas de atención y
estudio y en la originalidad y solidez de muchos de sus individuos y
grupos. Semejante florecimiento cultural --que ha sido el resultado del
esfuerzo intelectual de varias generaciones, pero también de una
política favorable al fomento del conocimiento puro, sin reparar en su
rentabilidad económica-- debe ser administrado en beneficio de las
nuevas generaciones de ciudadanos, que poseen el derecho, difícilmente
discutible, a una enseñanza exigente e intelectualmente ambiciosa y que
no deberían estar condenadas a la continua rebaja de contenidos y a la
trivialización creciente de las materias de estudio.
- La plena integración en Europa y las condiciones de globalización
que definen la época presente no pueden ser el pretexto para la
conversión del saber en un repertorio de habilidades dirigidas al éxito
social y al cálculo de beneficios --cuando no a la mera supervivencia.
El ideal de un individuo flexible, adaptable y dócil a las necesidades
del mercado no merece ser de ninguna manera el principio inspirador de
la educación pública. La desmesurada hegemonía de que esa mentalidad
goza entre nosotros aconseja ponerle freno y no caer en sus excesos más
siniestros.
- Es un imperativo cívico irrenunciable cuidar con empeño hábitos
intelectuales, formas de pensamiento y contenidos de conocimiento que
opongan resistencia a la mentalidad mercantil y venal tan frecuente en
los ámbitos más variados de la vida, incluida la enseñanza media y
universitaria. El arrinconamiento del saber filosófico constituye un
síntoma de males mucho más generales que no deberían dejar indiferente
a la sociedad, a la opinión pública y a los mandatarios políticos.
Por todo ello, y en sintonía con los postulados defendidos por la
UNESCO, hacemos un llamamiento a la opinión pública para que tome
conciencia de la importancia de la filosofía en los niveles no
universitarios de la educación, y a las autoridades competentes para
que garanticen su presencia en los planes de estudio de una manera que
no resulta simplemente simbólica. Reclamamos, en particular:
- Que la asignatura de Educación ético-cívica (denominada Ética
hasta el curso 2007-08) de 4.º de la ESO vuelva a contar con dos horas
semanales de clase.
- Que la asignatura de Filosofía y Ciudadanía conserve las tres
horas semanales de que dispone la Filosofía actual.
- Que la asignatura de Historia de la Filosofía cuente con cuatro
horas semanales al igual que el resto de asignaturas que pertenecen a
las pruebas PAU.
- Que en la forma futura de dichas Pruebas de Acceso a la
Universidad los contenidos de Filosofía mantengan el lugar que han
venido ocupando, sin diluirse en ningún caso en marcos genéricos que
rebajarían el nivel recomendable de exigencias para el ingreso en la
Universidad.
Ciudad Universitaria, 14 de junio de 2008