Testudinem Achilles numquam assequitur
¿Por qué he elegido a la tortuga como mi mascota, o mi totem?
Por varias razones:
- La tortuga es el animal filosófico por excelencia, asociado
a una de las paradojas de Zenón de Elea: Aquiles no alcanza a la
tortuga (una de esas delicias que hacen que uno se aficione a
la filosofía).
- Como el caracol, la tortuga tiene fama de ser un animal
lento; esa lentitud es la clave para llegar a un buen resultado:
el apresurado Aquiles tropezará o se estrellará porque su talón sufrirá
un esguince de tanto correr, mientras que la toruguita --paso a paso y
sin precipitación-- llegará a la meta; una filosofía gradualista
y contradictorial, como la que yo propongo, suscribe gustosamente ese
avance paulatino.
- La eficiencia energética de la tortuga es casi óptima porque no
derrocha esfuerzos; la tortuga, economizando los medios, muestra una
excelente adaptatividad ambiental.
- La toruga es un ser defensivo, no ofensivo; por eso tiene
un fuerte caparazón. Las tortugas tienden a ser vegetarianas;
viven y dejan vivir.
- Y, por último, suelen tener hermosos diseños. Una tortuga es una
obra de arte natural.
Lorenzo Peña
JuriLog